martes, 31 de mayo de 2011

A cien años de la toma de Iguala

Estela Díaz Escobar

Se disertó la conferencia “Centenario de la toma de Iguala”, por el investigador apaxtlense Crispín Salgado Hernández, acompañando en la mesa de conferencia de Agustín Villa Córdova, nieto del General Francisco Villa, el sábado 14 de mayo justo al cumplirse el centenario de la toma de Iguala, en el Centro Cultural La Pérgola y promovida por Reevolución, revista cultural de Guerrero. A continuación refiero parte esta histórica conferencia:

En 1911 Iguala estaba comunicada a través del ferrocarril con Cuernavaca y la Ciudad de México, esto la situaba como una de las ciudades más importantes del norte del estado y un lugar estratégico para comunicarse con la capital de la República y el resto del país; por otro lado, también era el centro agrícola y comercial más destacado en el periodo del porfiriato. Todo ello hacia que esta población se encontrara defendida por un grupo de Dragones con armamento de calidad y con depósitos de reserva.

Comienzan a llegar a los aledaños de Iguala, los cabecillas y subordinados que operaban en el centro y poniente de la entidad suriana, con el fin de expugnar Iguala, la plaza más importante político-comercial y militar del estado.

Hablar de los 100 años de la toma de Iguala, obliga a hablar de Jesús H. Salgado como figura sobresaliente de esta acción, por lo que para llegar al crucial acto se debe contextualizar, aunque de manera sucinta, el desarrollo de la trama que lo implica.

Jesús H. Salgado, militar revolucionario nació en 1872 en la comunidad de Los Sauces, municipio de Teloloapan y murió en un enfrentamiento armado el 14 de febrero de 1920.

El 14 de mayo de 1911 la toma de iguala fue realizada con dos mil revolucionarios de diferentes fuerzas e ideologías: al Norte Alfonso Miranda y Daniel Miranda con 500 hombres; al Poniente Epifanio Rodríguez, Santos Torres, Basilio González, Gregorio Vicario, Juan Pedro y Rudesindo Abundes.

Por el sur Jesús H. Salgado y Leovigildo Álvarez, el mismo 13 de mayo Ambrosio le pidió al gobiernista O. Carranza entregara la plaza y el jefe que era Damaro F. Ortega quien consultó a Robles en Chilpancingo, este respondió que hicieron lo conveniente, porque sus fuerzas militares eran vencidas por los revolucionarios.
Ravelo Lecuona, cita a Jesús Figueroa Alcocer quien narra cómo fueron las acciones en la toma de Iguala.

“Dura y Sangrienta fue esta pelea en la que el pueblo de Iguala cooperó entusiastamente con los rebeldes; ora señalando las posiciones del enemigo; ora ayudando a la horadación de las paredes para facilitar el avance de los atacantes hacia el centro, quienes con inusitada bravura no cesaban en su avance, tomando posiciones validos de sus bombas de mano y obligando al enemigo a retroceder, hasta que quedaron reducidos al cuartel y a la torre del templo…”

Al medio día los federales empezaban el repliegue hacia su cuartel donde tenían provisiones para una semana y como 50 balas para cada atacante.

“Los federales fueron desalojados del edificio de dos pisos que ocupaban las oficinas del Banco de Guerrero. Se vieron en aprietos los defensores y como la superioridad numérica de los atacantes era manifiesta, el mayor Ocaranza creyó pertinente… ordenar el toque de suspensión de fuego… como a las 12 del día.

“Martín Vicario y los señores Miranda dejan precipitadamente la casa de don Alberto Posada y se abalanzaron sobre el cuartel gobiernista… fueron rechazados por treinta hombres del mayor Dámaso Ortega… sufrieron la perdida de ocho correligionarios… entre los que se encontraban el coronel maderista Miranda”.

En este hecho Ravelo Leucona sigue argumentando que fueron los pronunciados de Tierra Caliente quienes sobresalieron, en este combate, siendo los más aguerridos y tomaron prisioneros a los gobiernistas y tomaron el botín de las buenas armas, pero 8 fueron muertos sorprendidos por el enemigo.

Los gobiernistas suspendieron las hostilidades a los 3:30 de la tarde se rindieron ante el jefe de la operación Rómulo Figueroa, los federales sufrieron 63 bajas, y sesenta de los revolucionarios.

Se recogieron mil fusiles y 10,000 cartuchos y 200 caballos y 44 heridos entre ambas fuerzas, en un lugar cercano a Iguala llamado Tejería, se encontraba Ambrosio Figueroa con 800 hombres, por si era necesario un contraataque.


Suplemento Guerrero Cultural del Periodico Pueblo Guerrero

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